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Procesados por homicidio imprudente dos oficiales por la muerte del sargento hellinero Rafael Gallart en un salto paracaidista

El juez militar señala que el ejercicio se realizó con viento superior al permitido y con falta de coordinación en el rescate

El Juzgado Togado Militar Central número 1 ha procesado por homicidio imprudente a un comandante y un brigada de la Brigada Paracaidista, acusados de ser responsables de la muerte del sargento Rafael Gallart Martínez, natural de Hellín, quien falleció ahogado en el mar el 10 de junio de 2021 tras un salto paracaidista en aguas de Cartagena (Murcia).

Gallart, de 33 años, con un hijo y destinado en el Tercio ‘Alejandro Farnesio’ 4º de La Legión en Ronda (Málaga), participaba en el 65º Curso de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra. Según el auto judicial, el salto se realizó en condiciones meteorológicas adversas, con vientos que superaban los 14 nudos máximos permitidos para este tipo de ejercicios.

El viento y el paracaídas, claves en el ahogamiento

El juez detalla que Gallart “llegó al agua sin novedad”, pero una vez en el mar fue arrastrado por el viento, que hinchó su paracaídas en el efecto campana, impulsándolo hacia atrás con fuerza. No logró soltarse del equipo, y los esfuerzos de un cabo para rescatarlo se vieron frustrados por la dificultad de cortar las cuerdas y la fuerza del viento.

El cabo logró finalmente liberar al sargento y subirlo a la embarcación de rescate, pero este ya se encontraba inconsciente. A pesar de las maniobras de reanimación, Gallart falleció en el hospital de Cartagena, donde se certificó su muerte por ahogamiento por inmersión.

Un ejercicio arriesgado y caótico

El auto judicial señala que varios soldados que participaron en el ejercicio advirtieron sobre el peligro de la maniobra. Un sargento declaró que “el viento, el oleaje y los problemas de los saltadores hicieron de la zona un infierno”, describiendo la escena como “un caos”. Otro testimonio indicó que “el viento era fuerte y lo pasó muy mal, temiendo por su vida”.

Un teniente relató que, tras saltar, el viento y el paracaídas lo arrastraron, provocando que tragara agua hasta el punto de pensar que “se iba a morir”. Finalmente, logró soltarse y sobrevivió. Según su testimonio, los Infantes de Marina, que debían saltar después, no lo hicieron porque las condiciones eran demasiado peligrosas.

El juez subraya que, con vientos en el límite reglamentario de seguridad y con el mar en marejadilla (olas de 0,5 metros), ya se trataba de “una situación de peligro evidente”, especialmente porque los paracaidistas eran inexpertos y apenas conocían los equipos.

Negligencia de los mandos procesados

Los dos mandos procesados, un comandante (entonces capitán) y un brigada (entonces sargento primero), tenían la responsabilidad de garantizar la seguridad de los soldados y suspender el ejercicio si las condiciones no eran adecuadas.

El brigada, encargado de supervisar la seguridad del salto, “disponía de anemómetros para medir el viento y era consciente de que las condiciones no eran las adecuadas”, señala el auto. Pese a ello, no abortó el ejercicio ni alertó a su superior.

Por su parte, el comandante, como director del lanzamiento, “debió valorar la escasa experiencia de los alumnos, las condiciones meteorológicas y su evolución durante la jornada”. Según el juez, su experiencia y conocimiento debieron llevarle a suspender la actividad, ya que el viento superaba los límites permitidos.

Un juicio que busca justicia y reabre el debate sobre la seguridad militar

El procesamiento de estos oficiales supone un paso clave en la búsqueda de responsabilidades por la muerte del sargento Gallart. Su familia y compañeros esperan que el juicio sirva para esclarecer las circunstancias del accidente y sentar un precedente en la seguridad de los entrenamientos militares.

Este caso ha reavivado el debate sobre los protocolos de seguridad en el Ejército, la toma de decisiones en situaciones de riesgo y la responsabilidad de los mandos en garantizar la vida de sus soldados durante ejercicios de alta exigencia.

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