Emilio Sánchez-Onda Cero Hellin
Querido sobrino Pepe (Pepín), eres una de esas personas que escriben la historia. Desde hace aproximadamente 50 años, has forjado sentimientos en nuestra familia junto a tu querida esposa, Mari Loli, dejando una gran herencia en tu hijo Jaime, un orgullo para ti en todo sentido.
Te marchas en silencio, pero en nuestras mentes guardamos los recuerdos de los momentos vividos. Son muchas vivencias, sobre todo en los días de la “oliva”. Tú eras y seguirás siendo la figura central de esos días, porque sin ti será muy diferente vivir cada jornada. Desde el cielo, seguirás estando con nosotros, deseando siempre una buena cosecha. No queremos que estos días se llenen de tristeza; tú alegrabas cada jornada, porque, Pepín, con tu empuje y tus chascarrillos hacías todo más llevadero.
No puedo dejar de recordar tu dedicación en la Semana Santa y tu devoción a San Juan, que llevabas en el corazón desde la infancia. San Juan siempre te recordará, y una vez asimilada tu pérdida, los recuerdos de ti se agolpan en mi mente, especialmente cuando tan solo hace unos días que nos dejaste. Parece increíble que ya no estés con nosotros. Dejas un vacío enorme, porque has sido familia, amigo y muchas otras cosas más. En muchos momentos, fuiste un confidente, alguien que siempre entendía. Con estas palabras, te digo cosas que nunca llegué a decirte.
Nunca olvidaré esas mañanas del Rosario de la Aurora, cuando guiabas a los pequeños costaleros con nuestra Patrona por las calles del pueblo. Siempre dispuesto a ayudar, te ganaste la Gloria, Pepín, porque en la tierra tu recuerdo será imborrable en toda tu familia y amigos.
Qué decir de tu madre, “la Amor”, cuyo nombre le encajaba perfectamente, porque “amó y vivió” por todos sus seres queridos. Tu hermana Basi también vivió contigo todo este proceso en estos largos meses. Por todo esto, dejas un vacío imposible de llenar. Tu esposa, Mari Loli, y tu hijo, Jaime, honrarán siempre al querido esposo y al gran padre. Dejas la huella de los buenos recuerdos que no se olvidan.
“Pepín”, te has ido a contar tus historias a San Pedro, porque San Juan ya las sabía. En esta nueva vida, te reunirás con tu jefe y primo Vicente Lucas, y estoy seguro de que hablarán de la Semana Santa y de tantas otras cosas de este Hellín que cada día se queda más vacío de grandes personas que aman su pueblo.
Recuerdo tantas cosas de ti y de todas saco la conclusión de que fuiste una gran persona, dedicada a tu familia, a tu pueblo, y a San Juan. Durante toda tu vida, sentiste un profundo amor y respeto por nuestra Semana Santa, y ese dolor que sentimos solo el tiempo lo aliviará, aunque nunca te olvidaremos. Has sido una persona buena, un apasionado de la vida, del trabajo, de tu Hellín, y sobre todo, de nuestra Semana Santa. Fue tal tu importancia que, en tu despedida, dejaste a Hellín sin flores.
Hasta siempre, Pepín.