Durante los calurosos días de agosto, la zona de Loma del Gallego en Hellín, atravesada por el canal Juan Martínez Parras, muestra un preocupante estado de conservación. La acumulación de broza seca, maleza y otras especies vegetales en los tramos cubiertos del canal no solo da una mala impresión a los vecinos, sino que plantea un serio peligro de incendios. Las condiciones de la zona, especialmente a la salida sur de la ciudad, son alarmantes. En los alrededores de la calle Castilla-La Mancha, donde se puede acceder a pie, se aprecian amontonamientos de vegetación que podrían prender fuego fácilmente ante cualquier chispa.
El canal, que desde años atrás fue cubierto en algunos tramos, se encuentra en un estado desastroso, sin el mantenimiento necesario, a pesar de que un tramo de canal más arriba, abierto, se conserva en mejores condiciones. Este desinterés por el cuidado del canal contrasta con la importancia histórica de este sistema de riego, que, aunque sigue siendo vital para la agricultura local, ahora se presenta como una amenaza para la seguridad.
El canal que transformó Hellín
El canal Juan Martínez Parras, cuyo nombre honra al alcalde que impulsó la traída de aguas de río Mundo a Hellín, tiene una historia que comenzó en 1927. Tras años de esfuerzos y obstáculos, el 22 de junio de 1966, los hellineros pudieron finalmente disfrutar del agua potable y regar sus tierras con este recurso. Este proyecto, declarado de alto interés nacional en la década de los 50 como parte de un plan de colonización agrícola, permitió la transformación de más de 1.700 hectáreas de tierras improductivas en zonas de cultivo.
El canal, que hoy se extiende a lo largo de 28 km de riego principal y más de 140 km de acequias secundarias, ha beneficiado a miles de familias. Concretamente, 200 familias colonas se vieron favorecidas por la creación de los pueblos rurales de Mingogil, Cañada de Agra y Nava de Campaña. El proyecto también impulsó la economía local, que había quedado desestabilizada tras la crisis de la industria textil.
Hoy en día, la Comunidad de Regantes Juan Martínez Parras sigue gestionando el canal, publicando avisos y manteniendo su infraestructura en funcionamiento, pero es necesario recordar la importancia de cuidar y conservar este legado histórico para las futuras generaciones.




