Por Rafael Marín Montoya
Fue en julio de 2014 cuando Francisco Juárez ganó las elecciones a la presidencia de la Asociación de CC y HH de la Semana Santa de Hellín, una semana después recibía las llaves de las dependencias y desde entonces su Junta Directiva ha estado en continuo quehacer para darle a la Semana Santa de Hellín, lo que todo el mundo demandaba y demanda, cambios.
En un artículo que se publicó en el Extra “Semana Santa de Hellín 2015” de La Tribuna de Albacete, escribía: “¿Qué cambios son los que hay que realizar? O mejor dicho ¿qué es lo que hay que cambiar?”
Tras las preguntas exponía: “Difícil respuesta, y donde muy pocos son los que verdaderamente se mojan. Francisco Juárez se presentó a las elecciones con un programa que incluía 38 propuestas o principios de actuación. El día de la presentación de los compontes de su Junta, organigrama funcional y plan de trabajo, y hasta de acciones ya ejecutadas, los asistentes consideraron excesivo lo entonces presentado y para algunos hasta irrealizable. En mi opinión para llevar a cabo dichas propuestas, esas acciones en sus fundamentos y práctica no bastan cuatro años sino ocho, en ellos Paco y su Junta encauzarían el mundo cofrade hellinero”.
A día de hoy me encuentro que las preguntas sobre qué es lo que se demanda por parte de las cofradías, tiene que formularse así: ¿qué cambios son los que NO hay que realizar?, o mejor dicho ¿qué es lo que NO hay que cambiar?
Nos encontramos en una situación donde es adecuada la expresión “líneas rojas”, tan empleada por los partidos políticos en momentos de negociación con otras formaciones políticas.
Me pregunto en este febrero de 2017, ¿cuáles son las líneas rojas de las cofradías y hermandades hellineras? ¿Qué es lo que no quieren que cambie? ¿Qué es lo que no quieren que se les toque?
Rafael Marín Montoya
Miembro de la Junta directiva de la Asociación de Cofradías y del Secretariado diocesano de Religiosidad popular y Cofradías.
