Conferencia de Javier Dónate Córcoles dentro de XXI Jornadas Culturales “Amigos de Hellín”
En la tarde del pasado martes se llevaba a cabo la II Jornada organizada por la Asociación Cultural “Amigos de Hellín” teniendo como escenario el sótano del Museo de Semana Santa, con el nombre de “La Obra de José Zamorano, esencia de una vida” una ponencia que desarrollo, Francisco Javier Dónate Córcoles, licenciado en historia del arte y Humanidades por la Universidad de Castilla-La Mancha, con premio extraordinario fin de carrera.
Como explicaba en sus primeras palabras, iba a intentar llevar a cabo una ponencia lo más ilustrativa y dinámica posible, siempre dentro de las posibilidades del tema, agradeciendo a todos los que habían colaborado con él para llevar adelante su trabajo.
También quiso ensalzar la decisión tomada desde la concejalía de Cultura del Ayuntamiento l de dedicar este año cultural al escultor, en memoria del décimo aniversario de su fallecimiento.
El conferenciante explicó que su ponencia se iniciaba en los origines del artista hellinero, para continuar con su obra de imaginería religiosa la más abundante y por la que es más conocido, sobre todo en la provincia y la región, para a continuación exponer un estudio sobre otras características, menos conocidas,, como la pintura, el dibujo, la fotografía… en resumen otras facetas, donde también destacó, pero que no han sido igual de reconocidas. Más adelante, también quiso hablar de la influencia que tuvo en él las devociones hellineras, sobre todo a la Semana Santa, que conoció desde niño.
A través del panel, Dónate, fue mostrando numerosas imágenes, presentes en la vida del escultor, como la Dolorosa del escultor murciano Salcillo, el Cristo Yacente, de Mariano Benlliure que fueron grandes referentes.
También habló de su etapa como estudiante, al marchar a Madrid como educando al taller de Federico Coullaut Valera, otro de los escultores destacados de la época y su influencia posterior, al igual que la del escultor sevillano Fernández Andes. Su regresó a Hellín, tras una breve estancia en Valencia, donde aprendió técnicas pictóricas, para instalarse definitivamente y hasta el fin de su vida, en su casa-molino familiar, donde desarrollo todo su trabajo artístico, en especial como imaginero, que se inició con la admirada Virgen de la Amargura y no finalizó hasta sus últimos años.
No dejó de referirse el ponente a la obra civil, “también de altísima calidad”, con obras particulares, como retratos a su familia, auto-retratos, bustos, del que destacó el realizado a su hermana Amparo y al torero Manuel Rodríguez “Manolete” y otras públicas, como el monumento al biólogo Rodríguez de la Fuente, ubicado a la entrada del Parque Municipal.
Tras su larga intervención, el conferenciante dejó paso a la distinción como Amigo Distinguido de la asociación, al restaurador Pablo Nieto.
