Editorial
Desde este medio de comunicación no podemos pasar por alto ni dejar de mostrar públicamente nuestra indignación, ante lo ocurrido el pasado miércoles en Paris en la sede del semanario satírico Charlie Hebdo, cuando un grupo de fanáticos terroristas al grito religioso ¡Alá es grande! asesinaron cobardemente a 12 personas, entre ellos su director, Stéphane Charbonnier, los tres principales dibujantes Cabu, Wolinski, Tignous y otros miembros de la redacción.
Por esa barbarie, este semanario, desde su humildad, quiere levantar su voz y plasmar en estas páginas sus palabras de total repulsa contra esos desalmados que matan sin ningún reparo, amparados en una religión, que, estamos seguros, los verdaderos creyentes no necesitan este tipo de apoyo tan repugnante.
El mundo, a través de millones de medios de comunicación, se ha unido para mostrar que ese es el más odioso de los caminos y solo pueden llevar a envolvernos en otra tragedia similar a las ya vividas. Como se publica en una editorial suscrito por los más importantes diarios de Europa este “no es solo un ataque contra la libertad de prensa y la libertad de opinión. Es además un ataque contra los valores fundamentales de nuestras sociedades democráticas europeas”.
Ojalá que aún no sea tarde para que esta violencia, que tan duramente la sufrimos los españoles en el centro del país en el año 2004 que causó la muerte a 241 personas e hirió a más de 2.000, no se extienda y se pueda frenar, aunque no sea fácil encontrar la manera de hacerlo.
Todos conocemos las dificultades que siempre se encuentran para este fin, pero habrá que buscar una solución, lo más alejada de la violencia, como promocionar la educación, la cultura, poner los medios necesarios para expulsar la pobreza y la miseria, buscando un mundo más justo, donde no tengan cabida esos elementos marginados nacidos de las muchas necesidades y la execrable ignorancia, caldo de cultivo de estos males que nos llevan a tragedias como las vividas en los últimos años en Nueva York, Madrid, Londres o hace unas horas en París.
Aún estamos a tiempo
