Artículo de opinión de Manuel Serena.
Presidente del Partido Popular de Hellín.
Aunque la inercia nacional y la actualidad local nos sigan obligando a pensar en la sanidad y en esos casos de coronavirus que nos siguen acechando, son días en los que toca hablar de la juventud y de su futuro.
En estos primeros días de la semana están realizando las pruebas de la EvAU los alumnos de bachillerato que terminan segundo. Son alumnos que han demostrado una capacidad de adaptación y sacrificio muy altos siguiendo con su objetivo de preparar esta prueba aún con las dificultades propias del confinamiento por el COVID19 y la paralización de las clases presenciales.
Hay que felicitarlos, tanto a ellos como a sus profesores y familias, por haber sabido adaptarse a la situación y haber llegado a este punto donde podrán demostrar su capacidad y conocimientos.
Su objetivo era más alto que llegar a esta simple prueba, su objetivo es sacarla con buenos resultados y acceder, en la mayoría de los casos, a los estudios universitarios que desean para desarrollar su vida laboral y profesional. Esta prueba es el paso necesario para llegar a ser aquello que desean ser.
Pero aquí me entra un tanto de tristeza, porque los jóvenes que hoy se están examinando son aquellos vecinos de Hellín que ya prácticamente no veremos en nuestras calles salvo los fines de semana. Y en unos años, cuando sus carreras profesionales los lleven a trabajar fuera, son esos hellineros que no se perderán la fechas clave: Semana Santa, Feria y Navidad. Pero que raramente se les verá en más ocasiones por nuestras calles.
¿Nos tenemos que contentar con esa realidad de ver irse año tras año a nuestra juventud a buscar oportunidades profesionales fuera? ¿O realmente vale la pena trabajar porque en Hellín tengan la mayoría de ellos un futuro profesional que les posibilite volver a su pueblo a vivir las vidas que desean vivir?
Vale la pena aunar esfuerzos para trabajar por lo segundo. Mucha suerte en la EvAU.
