Sol Sánchez
Dicen los entendidos en finanzas que no son buenos tiempos para arriesgar. Pero a mí me gusta la gente que arriesga, que cree en una intuición, que lucha por un sueño.
En mi última visita a Hellín fui a dar un abrazo a dos hellineras encantadoras, Noelia y Rosi.
Noelia acaba de casarse. Está en ese momento de la vida en el que se quiere y se debe emprender. Tiene innovación, frescura, y atrae a la gente de su edad que busca lugares muy concretos. Rosi es su madre. Ella tiene la prudencia, conocimientos, conoce los secretos de las tradiciones, busca lo mejor porque es exigente… Una mezcla exitosa para el proyecto que acaban de comenzar: Café-bar Los Arcos, frente al Pabellón Polideportivo, junto a cafetería Libra.
Me gustan los sitios que tienen ambiente hogareño. Que disponen de ese rincón íntimo para tomar un café, comer, y tener una conversación con los amigos.
Me gusta saborear la comida que me hace creer que está hecha por las manos de nuestras abuelas. Y así es como Rosi afina los platos: con los ingredientes y el sabor de siempre, de toda la vida. Además al entrar a la cocina para hacer la foto, comprobé su esmero y la calidad de los alimentos con los que trabaja. Es delicada y por eso dedica ese tiempo necesario a fuego lento con los guisos, al calor del horno, a los amasados y fritos, a los postres y alguna que otra creación personal que nos hace volver a repetir, eso sin olvidarnos, de la gastronomía local en fechas concretas.
Mientras tanto los jóvenes brindan en la terraza cubierta, y Noelia les ofrece sus cócteles únicos con y sin alcohol, mientras que su padre Jose Sánchez habla con satisfacción de los goles de su equipo y mira, orgulloso, por el rabillo del ojo a su hija.
Hace unos días una amiga me comentaba del éxito que estaban teniendo. ¡Lo sabía! Porque lo bueno se valora. Porque lo familiar no tiene precio. Porque a las personas tan hellineras y cercanas se las quiere.
Esta Navidad a Café-bar Los Arcos. Porque el buen gusto tiene su sitio.
