El Espectador
Días pasado publicamos una magnífica fotografía de Gespi, donde se podía apreciar un rincón de la Piscina Víllora en 1947, recién inaugurada, que en los años sucesivos fue uno de los lugares más frecuentado por los hellineros.
Muchos años después, tras un tiempo sin utilizar, se capacitó y pasó a denominarse Piscina El Faro, donde se agregaron otros espacios, una bonita terraza de recreo y otra pequeña píscina.
Ahora, como se puede contemplar en las fotografías que nos han enviado al semanario, se ha convertido en un montón de ruinas, donde ya no brota el agua del pozo y que suele utilizarse, nos imaginamos, para realizar lo que vulgarmente se llama “botellón”.
Una verdadera pena para los que hemos conocido ese paraje, uno de los más bonitos de los alrededores.
